El mejor homenaje se le podía dar a un gran aficionado a los toros es “hablar de toros”. Eso es lo que se hizo en la tertulia celebrada el día 4 de febrero en la Asociación El Toro de Madrid, marcada como digo por el fallecimiento del socio fundador de dicha asociación D. Salvador Valverde Parra.
Después de guardar un minuto de silencio en su memoria, se presentó al invitado, Don Álvaro Núñez Benjumea, ganadero de Nuñez del Cuvillo quien comenzó hablando sobre el amor que tiene al campo y la dedicación a este y al ganado bravo. A sus 37 años vive en, de y para el campo.
Contó que ahora dispone de entre 800 y 600 vacas y 40 sementales, de los que 20 descansan y los otros 20 van a las vacas. Ante la sorpresa de la cantidad de vacas, dijo que cualquier ganadero que lidie 100 toros y diga que solo tiene 200 vacas de vientre... miente, pues entre los que se pierden, los que sale con cuerna defectuosa por exceso o defecto y demás… las cuentas no salen. Contó que herrará unos 150 animales de los que se lidiarán 125 y que mata a puerta cerrada unos 30.
Nombró a tres toreros como son Paco Ojeda, José Tomás y Morante de la Puebla, - “es un ‘peazo’ toreo que es capaz de ponerse delante de cualquier animal, pues tiene la capacidad para ello”, a lo que añadió que es Torerista, matizado más adelante pues ¿Cómo es posible que un ganadero diga que es torerista? A lo que respondió que lo que le gusta es el toreo, y para que este salga hace falta un toro que embista y un torero que interprete esa embestida. No le gusta los términdos toristas y toreristas, pues concluyó diciendo que cuando sale un toro que embiste y un torero que torea ambos están de acuerdo desapareciendo tal distinción.
Cree que el mundo de los toros evoluciona y tiene que seguir evolucionando, y de hecho desde Belmonte, pasando por Manolete, Paco Ojeda hasta llegar a José Tomás todo ha evolucionado y a la vista está. Por eso, en los 80 y 90 los toreros que toreaban 100 corridas son los que de una manera han cambiado la evolución de las ganaderías, pues exigían más cantidad de toros, y estos se tenían que sacar de algún lado. Por lo tanto, la evolución del toreo se hace a través de los toreros, y a estos, es el público quien en definitiva los suben, bajan y siguen, por tanto, el fin es el público quien marca esa evolución del toreo.
Se demanda ahora un toro con agresividad, fiereza, acometividad pero que coja y quiera coger la muleta. Le gusta que el toro esté entre 480 a 500 Kg, serio y con trapío, con morrillo pero no excesivamente enmorrillado, un toro reunido de cuerna, con poca mazorca y astifino. Cree que la bravura es el crecerse al castigo, y este se realiza tanto en el caballo como en la muleta, cuando se le somete y el toro vuelve a querer coger la muleta, pues que un animal se sienta sometido y que repita en la envestida con agresividad…es lo que se busca. Sigue describiendo prototipo de toro diciendo que el toro bravo es imprevisible y no cambiante, fino, serio y embistiendo en la muleta de principio a fin. Añadió que la bravura no es algo natural, sino que se consigue artificialmente, es un tipo de esquizofrenia en el toro, pues lo natural es la huida, más cuando se le castiga y sólo seleccionando la vaca y el mancho se va manipulando para conseguir que cuando se le castiga, ataque, que acometa. Lo importante en el toro es que nadie del que está en el tendido piense que podría estar en lugar del torero, entonces está la emoción.
De ganaderos nombró a Victorino, pero puso como modelo a D. Victoriano del Río, pues ha conseguido el toro con las características anteriores pero además con peso.
Comentó que antes no estaba a favor de la fundas, pero que fue Victorino quien verdaderamente explico el porqué de las fundas. Argumento que el almidón que tiene los cereales, es absorbido de distinta manera por el ganado, por ejemplo, el que mejor se absorbe es el del maíz, lo que provoca al toro un picor en la punta del pitón, por lo que rascan y se rompén los pitones. Es por tanto un problema de alimentación, poniéndose las fundas para proteger el deterrioro de los pitones. En zonas donde hay poco forraje, los toros comen mucho pienso donde este almidón está más concentrado en cierta manera.
El problema continua cuando un animal que se rasca se rompe un trozo de pitón, aunque se le arregle, ese toro da positivo cuando se analizan las astas, pues para analizarlas se utiliza una prueba biométrica que da positivo cuando pierde pitón. Ahora bien, a los toros que se les afeita, - “porque se afeita” afirmó, esos, no dan positivo pues no pierden masa de pitón. – “El afeitado se hace tanto para sacar punta como para quitar punta”. Animó a que los aficionados se fijen en que los animales que comen mucho pienso tienen la mazorca del pitón muy gorda, pero a su vez tienen poco pitón.
Sobre la suerte de varas dijo que para dar solución es esencial reducir el peso del caballo, y que también existe un excesivo corporativismo entre los picadores.
De una serie de toros de su ganadería se quedó con Ventanero Nº 122 colorado listón de 536 que se lidio en Madrid el 3 de octubre de 2009, pero sobre todo con un toro que le toco a Encabo el 12 de octubre de 2001 y que Joaquín Vidal escribió “Luis Miguel Encabo se tuvo que hacer cargo de cinco toros. Cinco toros: se dice pronto con lo que estaba cayendo. Y lo que estaba cayendo eran precisamente los toros, que sacaron un fuerza inusual en estos tiempos (para empezar, ni se caían) y además esa casta brava que parecen haber borrado los taurinos de la genética del ganado bravo.”
Pues más o menos esto es el resumen de lo que dio de sí la tertulia de Don Álvaro Núñez Benjumea, abogado matrimonial y ganadero que es por lo que le conocemos y esperemos nunca conocerle por lo primero.
Tertulia que debería de ser obligatoria para los integrantes de las escuelas taurinas.
Fotos: ToroAlcarria
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