Si no hay toro nada tiene importancia, por ayer se dio el binomio perfecto, hubo toros, 5, y toreros, sobre todo uno, Jesús Manuel "El Cid", aunque ayer hasta Ferrera me gusto.
Siempre he oído que Vitorino no es tonto y sabe lo que tiene, ¿por qué siempre lo lleva a Sevilla, acaso Madrid le paga menos? . Ayer le salió redondo, y es que, cuando los dientes de oro se le ven al de Galapagar…muy bien va la cosa. Lo que no entendí es como le dieron la vuelta al 5º, no fue el que más me gusto, pero bueno, tampoco entiendo la pitada a la presidenta, pues fue justa al concederle solo una oreja a Pepin, por mucho se fuese su última tarde en Sevilla, su entrega...y sus percances.
Como digo, se vio la entrega de Pepin, aunque dejase escapar el primero de su lote. Es de agradecer que nos dejase ver la muerte del segundo de su lote, apartando a los subalternos que trataban de marear al animal. También destaco a Casanova, ¡qué arrojo el de este hombre!. Algo parecido le paso a Ferrera, lo dejó escapar, y gracias al último par de palitroques, consiguió encandilar al público para dar, algun derechazo y dos preciosos trincherazos al segundo de su lote.
Pero es justo hablar del número uno. Para mi, ahora mismo el único que sabe interpretar el toreo, El Cid. Que manera de entender a los animales, de hacerle las cosas con suavidad, sin prisas, con mimo, con un gusto descomunal, ¡qué placer, qué sensaciones!. Esa manera de hacerlo, de colocarse, de tirarle la muleta a la cara del toro para posteriormente correrle la mano manteniendo esa distancia que tienen dos imanes que se repelen para terminar rematando atrás el pase. Ese sabor que da El Cid de torero antiguo, el hacer bien la cosas, el hacerlas con verdad…hasta el desplante fue torero, nada exagerado, inclinándose hacia delante con la pierna flexionada y con el dedo índice señalando al toro, como si le dijese: “Tu, tu eres el verdadero protagonista de todo, por que sin TORO, nada de lo que he hecho hubiese tenido la importancia que tiene”.
Señores, de esto tenemos que hablar, escribir, gritar, reivindicar, exigir, ¡esto señores, la verdad! y no la presencia de un señor en San Isidro.
Foto: Blog (de fotos) de Manon
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