El caso es que llegó Tomás a Madrid y reventó la plaza con la invencible arma de su profundísima torería, de su valor absolutamente brutal y de una disposición que le hace arañar dentro de sí un misterioso resorte que sólo poseen los elegidos: un mecanismo que le hizo tirarse de cabeza entre los pitones de su primer toro para lograr las primeras de sus cuatro orejas. Para leer más de la crónica de Pablo.
Fotos: ToroAlcarria
1 comentario:
hijos de puta!!!!!!!!
torero:
3. m. y f. maricones disfrazados.
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