viernes, 20 de mayo de 2011

Sí a la zurda de El Cid, pero no a El Cid


Ayer terminaba el post "El Cid sigue sin estar" diciendo que seguía confiando en él. Sabía que no me podía dejar sin ver "la zurda de oro", galardón que ahora tenía Talavante. Ayer la volvimos a ver, esos muletazos de principio a fin y rematándolos atrás, dándole las distancias y citando al toro con "la pata pa lante". Ayer me gustaron los muletazos del Cid, pero no el Cid. No me gustó el torero que se pone de rodillas y da un beso a un toro inválido, con un metro de lengua ya en banderillas, al que mantuvieron en pie sus fieles Alcalareño y Bony, sí un toro noble pero un toro lejos de lo que es un toro, de esos con los que antes El Cid triunfaba. La oreja me pareció excesiva, más cuando la espada cae trasera y tendida, descabellando casi al relance, y no nos podemos conformar diciendo "- No protestes que al Juli se la concedieron con menos pañuelos ¡eh!" Y a mi qué, El Cid sabe que ha toreado con la zurda como queremos y la oreja le tiene (nos tiene) que dar igual, que cada uno que proteste lo que quiera según su manera de ver esto que llaman toros.


Este ha sido el reproche, la bronca debe ir al presidente y veterinarios. A estos por aprobar toros como el segundo, un veleto flaco, sin remate, indigno de presentación para Madrid, un toro típico para un concurso de recortadores. Al presidente por consentirlo, por no devolver toda la corrida del Puerto de San Lorenzo - Está ganadería está fuera de la lista negra de la Asociación el Toro de Madrid, ¿de verdad?.


La bronca tiene que ser a Miguel Ángel Perera por dejarse coger por ese animal al que nada se le podía sacar, de hecho, no le saco ni uno y fue a lo alto, le pudo hacer daño ese veleto al que encunó entre sus cuernos, ¡no te puedes dejar coger por eso Miguel!.

La valentía en un torero (en la mayoría) se cuenta con ello. Los arrimones a un animal inválido, siendo torero, no teniendo miedo a un toro lo veo dentro de las cosas que no son difíciles de hacer. Lo difícil y a lo que voy yo a la plaza es ver torear, es lo que quiero y con lo que disfruto y me emociono, ver torear. Pegarse el arrimón no es torear, es valor, valentía, riesgo, imprudencia... llamémoslo como queramos, pero eso no es torear, Señor Perera y Luque.

Fotos: ToroAlcarria.com

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